Trayectoria periodística de Javier Torres
Por: Ricardo Evodio Cabral Vera
————————————————-
Reseñar 81 años de fructífera vida y más de 65 de labor informativa, resulta complicado para resumir en unas cuantas líneas y expresarlo en pocos minutos.
Podríamos destinar kilos de tinta o dedicar horas enteras para hablar de nuestro homenajeado.
A grandes rasgos pues, la historia comienza el 13 de diciembre de 1938, fecha de nacimiento de Pablo Javier, hijo del entonces joven expresidente municipal don Pablo Torres Ortiz y Angelita Valdés.
El semanario El Alacrán salió a la luz pública la mañana del domingo 7 de julio de 1955, surgido de la inquietud juvenil de informar, que tuvo sus primeros pasos en ciudad Juárez, donde Pablo Javier Torres laboró para el periódico La Prensa y donde también tuvo la oportunidad de lanzar sus primeros aguijonazos en El Alacrán de Ciudad Juárez, nombre que tomó para su dominical, con autorización de su director Juan Sáenz.
A través de las Páginas de su periódico, Javier vivió y contó desde su perspectiva, la historia de Jerez durante 65 años, se dice fácil y lo sería si se tratara sólo de dos dígitos, pero en realidad es una extensa crónica, serían sencillamente alrededor de treinta alcaldes, considerando suplentes y repetidores y una docena de gobernadores.
Torres Valdés practicó un periodismo de pueblo que le permitía recoger información, inquietudes, demandas y quejas desde el corazón mismo de la ciudadanía; hay que mencionar que rara vez se le recuerda utilizando la libreta de anotaciones, grabadora y del celular mejor ni hablamos; le bastaba su vista, oído y sobre todo su buena memoria, estas que según Gabriel García Márquez, era las herramientas principales del periodismo de antaño..
El mercado, la cantina, el billar, las bolerías, el jardín, el portal, las plazas y callejones, la nevería, la tienda de abarrotes, las oficinas del gobierno municipal o de otras instituciones públicas y privadas, el banco, podrían avalar los testimonios de quienes tuvieron oportunidad de compartir sus enriquecedoras charlas y las incansables caminatas que le permitían estar, ver, oir, compartir y pensar (Los cinco sentidos del periodista, a juicio de Kapuscinski, el teórico del periodismo mundial).
Otros seguramente guardarán el recuerdo de Javier conduciendo una motocicleta, o su clásico Batimovil, La Van del Registro Federal de Electores, del que era encargado, o aquella con las siglas de El Sol de Zacatecas, diario del que fue el primer corresponsal en el municipio.
Algunos que en esa época romántica tenían necesidad de viajar recurrentemente en transporte de Línea Verde y Estrella Blanca, lo recordarán quizá expidiendo los boletos para esta empresa de la que por algunos años tuvo la concesión en Jerez.
Los aficionados taurinos le recordarán apreciando la corrida desde los callejones, disfrutando de un buen puro y saludando con plena confianza a matadores y cuadrillas; por cierto con algunos como Uriel Moreno el Zapata o el ganadero y empresario Antonio Guzmán, su amistad fue muy cercana.
En el zaguán de su casa pueden verse una gran cantidad de fotografías con toreros, así como boletos de corridas, carteles y una cabeza de toro
No hay que olvidar que Javier inició y concretó la gestión para que la plaza de la feria más tradicional del estado y además ciudad taurina, contara con su reloj.
Amante de las bellas artes, fue en su momento uno de los impulsores para darle forma a la Casa de la cultura de Jerez, hoy Instituto Jerezano de Cultura.
Con una copa de un buen vino, se deleitaba al escuchar a sus grandes amigos, Roberto Valdés al violín ejecuntando Rondinela o el Canario Feliz y si era posible complementar con la virtuosa guitarra de su hermano Aquiles Valdés.
Pero la comunicación que Torres Valdés trasmitía no se limitaba a lo que publicaba en las páginas de su semanario, o su revista anual de feria Ecos de Primavera que editaba al lado de sus fieles mosqueteros Raúl Briseño don Parcifal, el maestro Cuco Alcalde Sifuentes, Jaime Raygoza Vera y Luis Miguel Berumen Félix, ni a sus acostumbradas colaboraciones en Canal 27 y el diario Imagen.
Su periodismo se trasmitía también en agradables charlas; era enriquecedor platicar con él, porque con extraordinaria memoria manejaba fechas, nombres, familias, hechos históricos, ubicaciones de casas o negocios y muchos otros aspectos, registrados en su mente desde finales de la década de los cuarenta, cuando era un niño, hasta la actualidad.
Apenas el primero de julio pasado tuvimos la oportunidad de sostener la última entrevista y ahí nos confesaba que su inquietud literaria surgió desde la niñez, con el sueño de escribir un libro y aunque el periodismo llenó en gran parte esa rapaz inquietud, el año 2011 cristalizó el anhelo con Pláticas de Antaño, un volumen de 260 páginas, en las que describe una gran parte de la historia que vivió durante la segunda mitad del siglo pasado que tan fresco tenía en la memoria.
Cito a su prologuista Enrique Salinas en las anotaciones de contraportada del referido libro: “El volumen es un alarde de erudición lugareña, cuyas páginas perfilan una colorida panorámica, detallada e integral del acontecer regional, donde se despliega una pasarela por la que desfilan sucesos, lugares, personajes de todo tipo, crónicas, estampas y episodios misceláneos expuestos con una prosa ágil y sencilla, en un estilo elocuente y ameno.” Fin de la cita.
Hombre socialmente comprometido con su pueblo, con el dinamismo que le era característico, tuvo la iniciativa de hacer una colecta de rosales para el jardín principal, tras la devastación en la época de feria y con tan buen resultado que las más de 700 plantas reunidas, alcanzaron también para repoblar algunos prados de la alameda y el jardín Hidalgo, La operación se repitió algunas ocasiones más después de la Feria y algunos gobiernos adoptaron la idea.
Fueron múltiples los reconocimientos que en vida recibió nuestro homenajeado; en noviembre de 2018, Pablo Javier Torres Valdés, recibió de manos del gobernador Alejandro Tello Cristerna, el Premio Estatal de Periodismo “Sergio Candelas Villalba”, en la categoría de trayectoria y además fue confirmado como el decano del gremio en el estado de Zacatecas.
En la pared de su estudio, lucen decenas de pergaminos que aluden a su trabajo, entre ellos el que le entregó la gobernadora Amalia García Medina por sus más de 50 años de vida periodística; el gobernador Miguel Alejandro Alonso Reyes, también reconoció su largo caminar en el periodismo, lo mismo que algunos gobiernos municipales, logias masónicas, instituciones educativas, agrupaciones no gubernamentales, entre otros.
Mención especial requiere la condecoración de la Asociación Estatal de Cronistas, otorgada en julio de 2005, durante la celebración del cincuentenario del dominical, al reconocerlo como una institución histórica que arribó al medio siglo y ahí su presidente Manuel González Ramírez aclaró que este tipo de medallas no se producen en serie ni se entregan a granel, son ediciones especiales, diseñadas y acuñadas para cada ocasión que se acuerde distinguir a un personaje de la historia.
Parte del legado de Torres Valdés se sintetiza en algunas frases que le eran características en sus charlas cotidianas, en recurrentes entrevistas con medios de comunicación locales y estatales, e incluso en algunas de su publicaciones, “El periodismo no es una carrera de velocidad, sino de resistencia”, “la tinta se me ha metido en las uñas y me impregnó el corazón”, “los periódicos no los hacen las golondrinas”.
Falta mucho por decir, pero hoy así recordamos al amigo y colega que se adelantó en el camino; un jerezano que –sin lugar a dudas–, supo dejar huella en su paso por esta vida.
Misión cumplida don Javier, descanse en paz.